lunes, 25 de abril de 2011

Aquello que no tiene precio.










Juntamos, moneda a moneda, el dinero para comprar aquello que tanto deseamos.

Esperamos, minuto a minuto, con el estómago hecho un nudo, por ese día que tanto queríamos que llegara.


Lo que compramos termina aburriéndonos.

Lo que esperamos termina decepcionándonos.


La belleza está en lo simple.

Que lo cotidiano siga deslumbrándonos.

Siempre.






Compraventa


Vendo mi cuerpo al mejor postor

Vendo dos almas inexistentes

Vendo un Te quiero como amigo

Vendo un salto a la inconsecuencia


Compro pastillas de amnesia

Compro podadora de césped

Compro una idealización que exista

Compro alas, aunque sean de mosca.


Permuto pan por una copa de vino

Permuto karmas por rosarios

Permuto sexo por tareas escolares

Permuto vida por una más fácil.


Regalo ropa que ya no uso

Regalo un beso que nadie quiso

Regalo una historia una y mil veces contada

Regalo una resaca de esas bravas, de año nuevo.


Lo único que no vendo, compro, permuto ni regalo

Es la imagen en mi mente

De tus despertares en la mañana

Con los ojos semicerrados

Con tu pelo hecho un desastre

Con el aliento a los mil demonios

Y con mi sonrisa de oreja a oreja.



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