domingo, 22 de mayo de 2011

A veces es demasiado tarde.



Estás aún a tiempo?

Aprovéchalo.

Deja de pensar.

Actúa.

Puede que mañana ya sea demasiado tarde.





La ceguera del encanto



Hoy no nos queda tiempo

Pero tampoco lo necesitamos

Todo fue dicho en juramento

Todas las promesas llegaron a destino

Las margaritas olían mejor cada mañana

El espejo ocultaba y camuflaba los años

La idea de perfección se concebía posible.


Pero, ya ves como son de caprichosos los instantes

La cuerda fue atándose en un nudo ciego

Los te amo se traicionaban en clandestinidad

Manteníamos la misma sonrisa en el rostro

Aunque en el fondo sabíamos que todo

Se había ido al carajo.


Pero las mentiras piadosas son divertidas y sanas

Claro que hasta cierto punto

Bastó con calzarnos los pesados zapatos del desconsuelo

El dolor y las lágrimas fueron más que suficientes

Quizás los exámenes de conciencia llegaron tarde

La ceguera del encanto nos impedía entender

Que simplemente

se nos había agotado el tiempo.



lunes, 16 de mayo de 2011

Lo prohibido y lo inevitable




Existen dos cosas con las que nuestro raciocinio aún no puede lidiar:
Lo prohibido y lo inevitable.

Podrás intentar sacártelo de la cabeza todo el tiempo,
pero es inútil.
A fin de cuentas,
es lo que te hace humano.






Podrás tapar el cielo cuando intentes callarte

Podrás mentirle a tus ojos que intentan delatarte

Sin disculpas

Podrás creer que tu vida no se lleva con la mía

Podrás fingir reverdecerte

Saltar a un espacio de locura

Quedarte atrapada entre tus frenos de mano

Y dudar,

Y dudar.


Pero,

Lo que más me divierte

Es que aunque lo niegues por tu padre, tu madre y por dios

Sabes bien que,

Una vez a solas en tu cuarto,

Miras más las fotos en las que salimos juntos

Que las que tienes con el pelmazo de tu novio.


viernes, 6 de mayo de 2011

Lo olvidable.


Es posible olvidar?

Sólo si ya no lo deseamos.



Mientras tengamos el recuerdo, el pensamiento, el resentimiento, el odio, la añoranza o lo que sea, no olvidaremos.


De eso trata el siguiente texto, nacido en algún rincón oculto del Parque del Retiro en Madrid, España, una tarde cualquiera de primavera.





El olvido no es algo que llegue

Sólo por quererlo o desearlo

Y es precisamente eso

Lo que muchos pasamos por alto


La amnesia amorosa

Es inversamente proporcional

A las ganas que se tengan de olvidar.


Odiar no es olvidar

Hacer la vida imposible no es olvidar

Fingir dicha con la mejor de nuestras caras

Cuando el objetivo en específico pasa por delante

Tampoco es olvidar.


El olvido es lo que sucede

Con lo que comimos la semana pasada:

Ya lo disfrutamos en su momento

Ya nos nutrió, nos devolvió la vitalidad

Y lo expulsamos de nuestro cuerpo

Sabemos que no volverá y no nos importa

Pues sabemos que, de quererlo

Podemos volver a comer

Quizás no exactamente el mismo plato

Pero uno similar

Que puede incluso llegar a ser mejor.


Eso es el olvido:

La indiferencia,

La carencia de esperas,

El silencio en el estómago,

Los minutos volviendo a nutrirse

De nuevos y mejores momentos.


La vida no nos garantiza el olvido

Ni la muerte tampoco lo hará.


Qué divertido es encontrarse con la verdad de frente:

Nuestros olvidos sólo llegarán

El día en que los hayamos olvidado.

domingo, 1 de mayo de 2011

Resentir.


Ya hemos pensado.
Ya hemos sentido.

El círculo se cierra con el que tal vez es el sentimiento que más tememos.
Resentir.







Mucha gente me ha consultado en estos días el porqué de la inclusión de esta palabra en el título de mi libro. Creo que estos conceptos forman una triada indivisible.

Sólo una persona me preguntó algo que a mis ojos parecía obvio en un principio, pero quizás nadie más advirtió: "¿A qué te refieres con esa palabra en el título? ¿Es resentir o re-sentir?".

Mi respuesta: ambas.

No resentimos sin "re-sentir" es decir, añorar, volver a experimentar aquella sensación que nos dejó el vacío.

Resentir no es odiar. Es saber, a ciencia cierta, que un rincón en nuestro interior no ha sanado del todo. Reconocerlo nos aterra, pero es el primer paso.

Todas las heridas cierran.
Todo tiempo pasado NO fue mejor.

Te invito a reflexionar.






Recado (sólo por si acaso)



Me gustaría que supieras

Que aún pongo atención a la puerta

Por si algún día llega,

desde la oficina de correos

Una encomienda certificada que contenga

La mano cercenada

Que dijiste que serías capaz de cortarte

Con tal de verme feliz.