lunes, 28 de noviembre de 2011

Vive












Éste es el escrito que cierra Pensar, sentir y resentir, y el último que escribí, una tarde de julio en el Parque del Rey Juan Carlos, en Madrid, España.

Basta mirar por la ventana para darnos cuenta cuánto nos hace falta una sonrisa de vez en cuando. La vida cada día es más gris en todo sentido.

Eso es lo que nos hace extraviar la perspectiva: aquí no se trata de ser eternamente felices o unos amargados. El secreto, que en realidad no tiene nada de ocultismo, es, sencillamente, nutrir nuestros momentos.

Eso es vivir. Con lo bueno y lo malo. Todos los minutos, todos los segundos.




Vive


Ya no busques la vida

Ni busques la muerte.

Ya no busques perdurar en el tiempo

O desaparecer cuan pronto se pueda.


Vive, no olvides eso.

Vive.

El tiempo no quitará su pie del acelerador

Por más que queramos lo contrario.


Cuántos años hemos perdido

Atendiendo requerimientos que no eran los nuestros

Anhelos falsamente contorneados por nuestros cercanos

Angustias falsamente ahogadas por la carne.


Puede que hoy sea tu última oportunidad de existir.


No permitas que el miedo te paralice

Que las convenciones sociales

no limiten tu alcance.

Lo que menos nos sobra es tiempo

Determínate a ser feliz.


Persigue tus sueños

con sangre en el rostro

Y tu corazón bien hinchado

Intenta hasta tu último minuto

Doblarle la mano a la vida y sus encierros

Entiende que vivir de otra forma no tiene sentido

Comprende que no naciste para ser prisionero.


Cuando tu tiempo ya no se mida en días u horas

Sino en minutos y segundos

Caerás en cuenta

de que la trascendencia es innecesaria

Ya que si lo queremos

Podemos extender nuestros instantes

hasta la eternidad.


Cree en ti

Di lo que tengas que decir

Jamás dejes de hacer algo por miedo

O porque a otros no les parezca correcto


Vive tu mundo

Toma las riendas de tu vida

Y decídete a avanzar

Hacia el lugar que,

desde tu nacimiento,

Está esperando por ti.


jueves, 24 de noviembre de 2011

El rechazo























Todos hemos sido rechazados alguna vez. Laboralmente, amorosamente, de cualquier modo.
Y duele. Duele muchísimo. Pero, minutos más tarde, te baja la clásica conformidad del ser humano y te dices a ti mismo esa frase tan trillada: "bah, ya vendrá otra. Las cosas pasan por algo".
A veces quisiéramos que ese "algo" sea nuestro "algo" y no uno externo y extraño a nuestros deseos.

El siguiente escrito fue una especie de premonición respecto a una chica que me gustaba hace años. Algunos dirán que me predispuse al fracaso, sea así o no, tenía razón: me rechazaron.

El rechazo es parte de la vida. Ni mejor ni peor que otras facetas, sólo una más.






Imposibles


El hecho de pensar
que podrías llegar a enamorarte de mí
es una idea tan ridícula y absurda
como estar viendo una porno
y enamorarse de su actriz principal.